Obtuvo medalla de oro en ciclismo BMX en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, consiguiendo así su primer galardón olímpico y el segundo oro de toda la historia olímpica colombiana.1 Por haber sido medallista en los Juegos, el Gobierno colombiano la condecoró con la Cruz de Boyacá.2
Además de campeona olímpica, Mariana ha sido ganadora de varios campeonatos mundiales, nacionales (colombianos y estadounidenses), latinoamericanos y panamericanos, entre otros.
Con una caricia anaranjada y guiños
violetas, la tarde se despide del Valle de Aburrá. Abajo, las áridas
curvas de la pista de bicicross de la Unidad Deportiva de Belén, en
Medellín, se llenan de cascos y bicicletas infantiles que dan los
primeros tumbos de la jornada.
En la
cima del primer descenso (el partidor), ella –porque no hay duda de que
es ella ataviada con el traje de piloto- emprende la primera carrera
del entrenamiento y a su paso corta el viento, delgada, veloz, suave,
como el ala de un halcón acechando. Las ruedas rastrillan, el pedaleo
constante se enfurece, el cabello recogido vuela fuera del casco, la
figura de niña grande ondula, sube, baja, salta, levanta nubecillas de
arena que pisotean, con segundos de distancia, una caravana de
bicicletas retrasadas, desesperadas. Alcanza la meta. Y otra vez, al
partidor.
La mirada de todos se pierde en su
rapidez habitual: la de la mejor piloto que ha dado este escenario. Es
Mariana Pajón, 20 años, hija de Claudia y Carlos Mario, hermana de
Miguel y Daniel y, entre otras cosas, la actual campeona mundial de
bicicross: una leyenda viva del deporte en Colombia. A ratos, se detiene
frente a la tribuna y se ríe. “Salió mejor”, “¿Viste?”, “¡Horrible!”
dice con la voz atrapada en la acústica del casco.
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